La ropa de baño ha sufrido grandes modificaciones desde inicios del S.XX. De hecho, es probablemente la ropa que más se haya modificado y no hablo de tendencias o estilos, sino de cortar por lo sano y a lo burro. Así, mientras que en algunos países islámicos van para atrás como los cangrejos, en España se ha pasado de cubrir el cuerpo a hacer topless prácticamente en toda la costa para ellas, y de llevar pantalones largos a slips minúsculos para ellos. Llegados a este punto he de decir que no sé si la mejora es positiva, y no lo digo por puritanismo, lo digo por el impacto del sol en nuestra piel, pero, lógicamente, ese es otro tema.
El traje de baño nació a finales del S. XIX y ha evolucionado mucho desde entonces. Cada vez más atrevidos y, sobre todo, con menos tela el bañador se ha convertido en una prenda más que lucir con todo lujo de mimo y atenciones. El primer bañador no era más que una camisa, un pantalón y unos calcetines y llegó hasta nuestras manos en 1890. ¿Sabéis cuántos años estuvo activo? Veinticinco… que se dice pronto, y el que llegó tras él tampoco es que fuera mucho más fresco pues estaba hecho con lana y al mojarse pesaba alrededor de 3 kilos.
Tendrían que pasar 56 años para que en las playas se viese el traje de dos piezas, o como hoy lo conocemos ‘bikini’. Louis Réard fue su creador y no encontró modelo dispuesta a lucirlo, por lo que se cuenta que tuvo que recurrir a una stripper a la que le comentó: «Su bañador va a ser más explosivo que la bomba de Bikini», de ahí su nombre. Y las primeras en lucirlo, como no, fueron las inigualables Brigitte Bardot y Ursula Andress.
Así, poco a poco, pasamos de ir cubiertas hasta las cejas a no llevar prácticamente más que una braguita minúscula (algunas), y eso si no optas por las playas nudistas.
El bañador para él
Es obvio que debido a nuestras costumbres culturales ha sido el bañador femenino el que más cambios ha sufrido, no obstante ellos también han cambiado y aunque el slip tiene muchos seguidores, en España lo que se sigue llevando es el bañador de pantalón corto, algo que agradezco enormemente, pero esta es una opinión personal.
Este verano lo que se lleva es el pantalón bañador divertido, lleno de color y frescura, y se olvida el clásico corte deportivo. Dos son los cortes fundamentales con los que lucir tipo bajo el sol en 2018: por la rodilla o a media pierna. Si no quieres fallar, el corte atemporal a medio camino entre la rodilla y la mitad del muslo es tu opción. Es una estética retro ya que recuerda a los bañadores surferos que tanto se veían en el cambio de milenio; aquellos que cada año amenazaban con ser más largos. Y todo con colores y estampados que se hacen notar. Una de las marcas que más está dando que hablar en moda de baño masculina es la nueva Blue Blue Chihuahua, cuyos diseños combinan comodidad y estilo a la perfección. No obstante, los clásicos siguen al pie del cañón pero quedan en segundo plano algunas firmas como Speedo (más deportiva) o Nike.
Ahora bien, ¿qué bañador es el que está dando que hablar estás últimas semanas? Pues no es otro que el de James Bond.
Se trata de los trajes de baño de Orlebar Brown, inspirados en la célebre iconografía de sus películas más emblemáticas durante las eras Sean Connery y Roger Moore. Así, la marca británica creada por el fotógrafo Adam Brown en 2007 se caracteriza por brindar soporte necesario y total confort a la hora de salir del agua como todo un espía internacional. Tal es el caso de esta colección de cuatro modelos que cualquier fan de 007 quisiera tener, al reunir cualidades invaluables que siempre buscamos los hombres a la hora de escoger el traje de baño perfecto. El corte de los bañadores es el clásico “Bulldog” que usualmente es una apuesta segura y que soporta bien unos kilos de más.