Vamos a endulzar sin azúcar

¿Os habéis planteado la posibilidad de endulzar vuestros postres con cualquier otro ingrediente que no sea el simple azúcar? A veces, un pequeño cambio en la receta puede modificar el resultado final de un postre, o un plato, tanto para bien como para mal pero si no se prueba algo nunca sabremos si nos gusta o no, ¿verdad? O al menos eso es lo que me decía mi madre cuando quería que probase algo nuevo 😉

Sin embargo voy a matizar algo antes de empezar a daros algunas ideas porque en Internet, en el momento en el que leemos que algo es “sin azúcar” tendemos a pensar directamente que hablamos de un postre, una comida o una receta apta para las dietas de adelgazamiento y esto no tiene por qué ser así. Hoy, a pesar de que lo indicaré para que lo tengáis claro, no voy a ofreceros trucos para hacer postres que sea válidos para tomar cuando estás haciendo una dieta de adelgazamiento debido a su bajo aporte calórico, lo que os ofrezco son diferentes formas de endulzar los postres con productos distintos que aportan un toque diferente al resultado final del mismo.

No obstante, tal y como os he indicado y para evitar que haya confusiones, voy a dividir las ideas en dos bien diferenciadas: las aptas para dietas de adelgazamiento y las no aptas. Ahora bien, tened en cuenta que utilizar un producto que no engorde (demasiado) para endulzar un postre o una bebida, por ejemplo, y seguir utilizando otros ingredientes con alto contenido calórico como la harina de trigo, el chocolate tradicional o el fondant para las tartas, no tiene mucho sentido. ¿No creéis?

Ideas aptas

Dátiles: el dátil es uno de los frutos más dulces que hay así que es muy interesante usar ese dulzor para cualquier tipo de receta o necesidad. Ahora bien, no es lo mismo intentar usarlos para endulzar una infusión o un té que para una receta de tortitas o tartas ¿a qué no? Y es que si hacemos una tarta podemos triturar algún dátil deshuesado y mezclarlo con la masa fácilmente pero meter un dátil triturado en el café no apetece mucho. Así que, ¿cómo podemos obtener un producto que pueda usarse con cualquier opción? Sigue estos pasos:

  • Compra dátiles deshuesados o deshuésalos tú misma
  • Mételos todos en un cuenco con agua (el agua debe cubrir todos los dátiles) y déjalos a remojo un mínimo de 24 horas.
  • Notarás que, pasado ese tiempo, los dátiles están muy blandos y suaves.
  • Retira casi toda el agua (dejando solo un dedito junto a los dátiles) y tritura todo concienzudamente hasta obtener una especie de pasta sin grumos.
  • Puedes guardarla en el frigorífico en un bote cerrado y aguantará durante varias semanas.

Plátano: otra fruta que puedes usar para endulzar tus postres y no tener que poner azúcar. En este caso solo podremos usar el plátano en postres sólidos, y bastará con triturar el plátano o plátanos junto a la masa del postre. Cuanto más maduro más dulce, pero recuerda que no esté extremadamente blando porque el sabor tenderá hacia el rancio.

Edulcorantes artificiales: hay muchos, como ya sabréis: sacarina, aspartamo, ciclamato, etc. pero el más usado es, quizás, la sacarina que es estables ante el calor, por lo que es perfecta para cocinar y usar en bebidas calientes, otros edulcorantes como el aspartamo, pierden sus propiedades con el calor o no son muy solubles. Ideas no aptas

Stevia: Su poder endulzante es 300 veces superior a la del azúcar. Es una planta, sus extractos se utilizan como edulcorante. Es resistente a las altas temperaturas así que se puede utilizar para cocinar sin problemas. Para sustituir 100 gramos de azúcar es suficiente con 2 gramos de stevia. Otra ventaja es que no contiene ni calorías ni glucosa.

Ideas no aptas

Leche condensada: la leche condensada nos ofrece la ventaja de poder usarla tanto en recetas para la creación de postres como en cualquier bebida, aunque se disuelve mucho mejor si la bebida es caliente. Además, puedes usarla prácticamente en cualquier tipo de postre, si quieres algunas ideas puedes ver estas recetas fáciles de flan casero con leche condensada, o estas otras recetas fáciles de magdalena con leche condensada.

Miel: La miel es, probablemente, uno de los productos naturales más dulces a los que tenemos alcance. La hay de muchos tipos, dependiendo de qué tipo de abeja la produce y de qué tipo de polen se alimente esa abeja, pero la característica principal es su intenso dulzor. Lógicamente, cuánto más ecológica sea más saludable será, a pesar de su alto contenido calórico. Bonamel recomienda para postres su miel de azahar ecológica y su miel de brezo.

Jarabe de arce: es un dulce, muy similar a miel en textura, fabricado a partir de la savia del arce azucarero, arce rojo o del arce negro, como también de otras especies de arce. En cuanto a su sabor podríamos decir que es muy dulce pero nada empalagoso, mientras que la miel empalaga con solo olerla, así que es otra opción para endulzar los postres a comensales poco golosos.

Fructosa: La fructosa es un azúcar natural que se obtiene principalmente de la frutas, el sabor que deja en los postres es muy similar al del azúcar por lo que no veo mucho beneficio en su uso. Además, hay que tener mucho cuidado con la cantidad de fructosa que se toma pues si se toma en grandes cantidades puede producir elevación de colesterol, elevación de triglicéridos, obesidad y resistencia a la insulina.

Sirope de agave: Es un edulcorante natural que se obtiene a partir de la savia de los agaves que son unos cactus que se encuentran en México. Tiene un poder endulzante tres veces superior al del azúcar blanca. Aunque sus calorías son más o menos como las del azúcar, su valor nutricional es mayor y su glucosa tarda más en absorberse que la del azúcar. Resiste las temperaturas altas, así que se puede utilizar tanto en frío como en caliente.

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