Sufrir de acrofobia o miedo a las alturas, es un miedo que se sufre donde el peligro real queda confundido con las creencias irracionales en relación a las alturas. Este tipo de relaciones que puede haber pueden ser de lo más incapacitantes para el individuo en su día a día.
Fundamental que no haya confusión entre el miedo a las alturas y el vértigo. Con el último, lo que ocurre es que la persona siente que pierde el equilibrio y se mueven los objetos que tiene alrededor. Esto ocurre cuando puede estar en un sitio de altura, como una montaña alta, asomado a una ventana, etc. Con todo ello podemos decir que la relación que puede haber es que puede formar parte de la sintomatología de la persona en cuestión.
El caso es que cuando una persona padece de miedo a las alturas, la conexión directa no va a ser necesaria para que se pueda desatar la sintomatología. Unos pensamiento que van a valer para sentir el miedo o la angustia que puede sentir, pudiendo ser una enfermedad de gravedad.
Los síntomas están relacionados con el miedo a las alturas, también denominado acrofobia, el cual se manifiesta en o emocional, psicológico y fisiológico, siendo las siguientes características lo principal:
Juicio erróneo, percepción de la realidad que se percibe de forma errónea, en especial todo lo que vaya en relación con las alturas, los cuales van a ir relacionados con diversas situaciones de catástrofes y terribles.
Ansiedad, todo un síntoma
Se produce cuando lo que hace la persona es anticiparse mentalmente a una situación en la que va a tener que exponerse a la altura, empezando a pensar en todo lo negativo que ello va a significar para uno mismo y el miedo, así como los juicios erróneos que se apoderarán de la persona.
Estas combinaciones lo que llevan es a que la persona se encuentre en un estado de activación fisiológica y a nivel cognitivo de lo más elevada, pues se va a derivar toda la atención a una situación en la que se va a imaginar a lo que se está exponiendo, sin poder controlarlo y empezando a padecer una ansiedad elevada y difícil de controlar.
En los casos más complicados, cuando la actividad a nivel mental de la persona se dirige a lo que va a ocurrir, puede llegar a sentir una activación a nivel fisiológico extremo que lo que hará será desencadenar en un ataque de pánico.
Se activa el sistema nervioso simpático
El sistema pasa a activarse, destacando la parte muscular, que entra en una gran tensión y que suele ser clara en cada individuo, acompañado de un claro estado en el que se agita, permaneciendo en alerta para poder reaccionar si llega algún estímulo de carácter externo que crea que puede ser un peligro.
Cuando esto sucede, la persona se puede llegar a quedar paralizada justo en ese momento o huir del sitio como si su vida llegase a correr peligro justo en ese momento.
Perder el control
Cuando los pensamientos de la persona se focalizan en el miedo a las alturas, el cual debe ocupar una buena parte de la atención del individuo, así como la capacidad para poder llegar a afrontar o gestionar determinadas situaciones a nivel cotidiano de forma natural va mermándose, pues todas se van a ver influidas y afectadas por el miedo a las alturas, que puede condicionar cualquier tomar de decisión que se quiera, puesto que la voluntad está asociada de manera directa a que se evite lo que le provoca tanta angustia.
Traltur, como empresa que se dedica a los trabajos en altura y a la formación, cree que este tipo de patologías como el miedo a la altura deberían ser tomadas más en serio, pues a veces se pueden confundir con otra clase de miedos y quitarles importancia, pero ciertamente pueden reducir las capacidades de muchos individuos, por lo que merecen un seguimiento pormenorizado por parte de los profesionales de la salud.
Lo mejor, como siempre, es informarse y acudir a los especialistas médicos con el fin de dar un diagnóstico concreto que valga para que la persona que sufra este tipo de patología tenga todo claro y no fuerce más la “máquina” de lo debido.
Así que ya sabes, si tienes alguno de los síntomas o conoces a personas que lo sufren, pero que todavía no les ha sido diagnósticado, no dudes en comentárselo, por su bien, ya que se deben poner en manos de un especialista.