La pandemia que hemos conocido como la del coronavirus o COVID-19 ha generado innumerables problemas entre la sociedad mundial. Hemos hablado muchas veces de la cantidad de contagiados y de fallecidos, y también de la gran cantidad de empresas que se han visto obligadas a asumir pérdidas millonarias, cuando no a cerrar. Pero hablamos poco de las consecuencias que deja o que puede dejar el virus en el interior de los cuerpos de las personas. La verdad es que es un asunto que no es baladí y que debemos tener más en cuenta que nunca ahora que parece que todos y todas hemos bajado un poco la guardia ante la pandemia.
Ha habido más de 234 millones de casos de coronavirus en todo el mundo y el número de muertes ronda los 5 millones. Como veis, se trata de un asunto muy serio que, gracias a la vacuna, hemos ido resolviendo poco a poco. Pero tened en cuenta que no ha desaparecido del todo el peligro, y que la posibilidad de sufrir las peores consecuencias de la pandemia todavía no han desaparecido. Desde luego, son muchas las personas que siguen teniendo problemas ya no solo de corte respiratorio, que son los más habituales, sino de corte físico.
Una noticia publicada en la página web bbc.com indicaba algunas de las afecciones clásicas del coronavirus, como lo son esa dificultad respiratoria de la que os hablábamos, la fibrosis pulmonar, el síndrome post-UCI, problemas de corazón y riñones, en el cerebro, problemas vasculares… La verdad es que estamos hablando de problemas de bastante enjundia y que todavía sienten personas que han superado el coronavirus. No cabe duda de que esta serie de problemas termina generando alguno más, especialmente el que está relacionado con el deterioro de la imagen física de las personas que se encuentran en una situación como la que venimos describiendo.
Otra noticia, en este caso publicada en el diario La Razón, informaba de algunas de las secuencias que el coronavirus dejó en los rostros de algunas de las personas que estuvieron al pie del cañón en la lucha contra la pandemia. El estrés postraumático ocasionado en los rostros de algunas de ellas lo cierto es que dejó evidencias físicas. Muchas personas es cierto que han envejecido varios años en lo que a su cara se refiere a causa de todo lo que ha ocasionado la pelea incesante contra el coronavirus.
Durante los últimos tiempos, lo más importante de todo ha sido poder escapar de las garras del coronavirus. El número de contagios y de fallecimientos ha sido importante en todo el mundo, siendo España uno de los países más afectados durante muchos momentos de la pandemia. Ha sido precisamente por eso por lo que, en opinión de los profesionales de Chiwawap, muchas personas han intentado mantenerse libres de contagio (y, por ende, mantener su estética impidiendo que la enfermedad les causara signos de envejecimiento o cansancio) a través de los productos de desinfección como los geles hidroalcohólicos y el uso de mascarillas.
Los afectados han sido de diferente consideración
La verdad es que, aunque desde el inicio de la pandemia nos hayan dicho que los ancianos sufren más las consecuencias del virus, no todos los jóvenes se han escapado de las peores consecuencias del mismo por el simple hecho de tener una corta edad. Son bastantes los jóvenes que han acusado los problemas físicos de padecer el coronavirus y no cabe la menor duda de que ese debe servir para que todo el mundo siga manteniendo alta la guardia a pesar de que la vacuna esté haciendo grandes efectos en la sociedad española en su conjunto.
Hemos vivido uno de los momentos más complejos del último siglo y la verdad es que debemos sacar muchas conclusiones de lo que ha sido prácticamente estos dos años. La importancia de cuestiones como la limpieza o la higiene, por ejemplo, son dos de ellas. El no dar nada por sentado en lo que respecta a todos los riesgos en materia sanitaria, también. Debemos tener en cuenta que hay que apostar por todo lo que tiene que ver con todos los productos de desinfección porque, de lo contrario, podemos correr la misma suerte que todas esas personas que han visto degradada su imagen a causa del contagio.
También hemos comprendido que, a pesar de no tener una dolencia aparente, hay que valorar de la máxima manera posible la salud, una cuestión de la que parece que solo nos acordamos cuando vienen mal dadas. Solo teniendo en cuenta lo clave que resulta para nuestras vidas, para nuestro día a día y para el de quienes se encuentran a nuestro alrededor, podemos encontrar la manera de hacer que nunca nos falte esa salud. Y esa es la mejor manera de disfrutar de nuestra vida y de saborear las dulces mieles de la felicidad.