En un mundo cada vez más consciente de la importancia de cuidar nuestro planeta, la eficiencia energética en nuestras viviendas se ha convertido en un aspecto fundamental. Más allá de simples modas o tendencias, la eficiencia energética tiene un impacto significativo tanto en nuestro entorno como en nuestras propias finanzas.
Imagínate vivir en un lugar donde el confort, la sostenibilidad y el ahorro se entrelazan en un equilibrio perfecto. Una vivienda eficiente energéticamente no solo contribuye a la preservación del medio ambiente, a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también disminuye de manera considerable los costos de energía, al tiempo que mejora la calidad de vida de sus ocupantes. Este es el poder de un hogar que trabaja en armonía con la naturaleza y minimiza el derroche de energía.
Para conocer la eficiencia energética de una vivienda, una herramienta útil es el certificado energético. Este es un documento oficial que indica la cantidad de energía que consume un inmueble y te propone una serie de medidas para reducirla. El certificado energético lo expide un servicio de Inspección Técnica de Edificios (I.T.E.), previa revisión por parte de un técnico acreditado. Una vez emitido, el certificado se remite al registro de vivienda de la comunidad autónoma. Estos certificados son obligatorios siempre que se venda o alquile un inmueble. El documento aporta información útil a los habitantes de la casa para conocer el estado energético de la vivienda.
Partiendo de esta información de base, te proponemos 5 acciones importantes para mejorar la eficiencia energética de tu hogar.
Aislamiento térmico de la vivienda.
En mi opinión, el aspecto más importe en la eficiencia energética de un edificio es su aislamiento. Es decir, la capacidad que tiene el inmueble de conservar la temperatura que existe en el interior de la vivienda, respecto a la que se da a la intemperie. Una casa con un buen aislamiento térmico necesitará gastar menos energía para mantener la vivienda caliente en invierno y fresca en verano.
El aislamiento viene determinado por la calidad de la construcción y el nivel de deterioro de la misma. Sin duda, un aspecto importante son los cerramientos. Las puertas y ventanas. La revista Interempresas señala que las ventanas de PVC reducen un 45% el gasto energético en comparación con las de aluminio, y un 15% respecto a las de madera. La razón es que el PVC es un material completamente aislante, que separa por completo la temperatura del interior de la vivienda de la del exterior. Mientras el aluminio es un metal conductor, que lo que hace es traspasar el frío de la calle al interior de la casa. Cosa que sucede, en menor medida, aunque el perfil de la ventana de aluminio tenga Rotura de Puente Térmico. Un material aislante que se introduce en el interior del marco de la ventana de aluminio.
Las ventanas de madera pueden ser algo más efectivas, pero se terminan erosionando con el tiempo, creando fugas de temperatura hacia el exterior y necesitando un mayor mantenimiento para que continúen siendo efectivas.
Otra forma de reforzar el aislamiento térmico de los hogares es insuflando material aislante en las cámaras de aire que existen tras las paredes y techos de las casas. En la actualidad, este aislante se puede aportar sin necesidad de hacer obra. Localizada la zona que se puede aislar, se hace un boquete en la pared, y por medio de una manguera se suministra espuma de poliuterano bombeada por un compresor. La espuma va extendiéndose por toda la cámara hueca y aumenta el aislamiento de la vivienda.
Sistema de climatización.
Esta es una decisión personal de los moradores. No tiene tanto que ver con las características de la vivienda. Los sistemas de climatización más eficientes son los aires acondicionados con bomba de calor y los sistemas de calefacción inteligentes.
El aire acondicionado con bomba de calor es un sistema versátil que puede proporcionar tanto frío como calor. Utiliza un ciclo de refrigeración inverso para extraer calor del exterior durante el invierno y expulsarlo al exterior durante el verano.
Los modelos modernos de bomba de calor son altamente eficientes, con coeficientes de rendimiento (COP) que pueden superar 3.0 en condiciones ideales. Esto significa que por cada unidad de energía eléctrica que consumen, generan más de 3 unidades de calor o frío.
La capacidad de transferir calor en lugar de generar calor (como lo hacen los sistemas de calefacción por resistencia eléctrica) resulta un ahorro eléctrico significativo.
Respecto a los sistemas inteligentes de calefacción o refrigeración, encontramos las calderas de condensación y los acondicionadores de aire de alta eficiencia, que utilizan tecnologías avanzadas para maximizar la eficiencia energética.
Estos sistemas suelen estar equipados con controles inteligentes y termostatos que permiten una regulación precisa de la temperatura. Apagando el aparato cuando se han alcanzado los grados programados y encendiéndolo cuando se ha rebasado la horquilla programada, lo cual evita el desperdicio de energía.
Instalar luces led.
Las luces LED (diodos emisores de luz) son más eficientes que las bombillas tradicionales y los tubos fluorescentes, principalmente por 3 razones:
- Mayor Eficiencia Energética: Convierten una mayor proporción de la energía eléctrica en luz visible en lugar de generar calor. En contraste, las bombillas incandescentes generan una cantidad significativa de calor, lo que las hace mucho menos eficientes en términos de conversión de energía eléctrica en luz.
- Durabilidad: Las luces LED tienen una vida útil mucho más larga que las bombillas y los tubos fluorescentes. Mientras que una bombilla típica puede durar unas 1.000 horas y un tubo fluorescente alrededor de 10.000 horas, las luces LED pueden durar hasta 25.000 o más horas de funcionamiento.
- Iluminación Direccional: Los LEDS son inherentemente direccionales. Esto significa que emiten luz en una dirección específica sin necesidad de reflectores o difusores adicionales. Esto evita la dispersión de luz no deseada y asegura que la mayor parte de la luz se dirija hacia donde se necesita, mejorando la eficiencia lumínica.
Instalando electrodomésticos eficientes.
Otra forma de mejorar la eficiencia energética de nuestra casa es adquiriendo electrodomésticos eficientes, que no gasten demasiada energía eléctrica. Para ello, la O.C.U. (Organización de Consumidores y Usuarios) nos recomienda que estemos atentos a la etiqueta energética de estos aparatos.
Desde el 1 de marzo del 2021, la Unión Europea, cambió la etiqueta energética informativa que se coloca en los electrodomésticos que están disponibles para venta al público. Si con anterioridad se catalogaban en categorías como A+; A++ y A+++; ahora se clasifican con una letra de la “A” a la “G”, Siendo la “A” la que menos energía consume y la “G” la que más.
Además, esta etiqueta nos aporta información adicional, como el consumo anual previsto en kW/h con un uso normal del electrodoméstico, el nivel de decibelios que emite el aparato durante su funcionamiento, o el consumo de agua en cada ciclo, en el caso de lavadoras y lavavajillas.
Si cambiamos nuestros electrodomésticos antiguos por unos con una clasificación de “B” apreciaremos una reducción interesante en el recibo de la luz que pagamos cada mes.
Uso de energías renovables.
Una tendencia interesante que ha aparecido en los hogares en estos últimos años es la colocación de paneles solares en los tejados de los edificios, preparados para el autoconsumo. Con la instalación de estos paneles se puede lograr un ahorro de hasta un 50% en el recibo de la luz.
Es cierto que colocar placas fotovoltaicas requiere una inversión inicial, pero esta se amortiza en unos pocos años. Hasta finales de este año, su instalación está subvencionada parcialmente por el gobierno a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por los fondos Next Generation, proporcionados por la Unión Europea. Las ayudas, en concreto, las gestionan las comunidades autónomas. Por otro lado, estas instalaciones reciben interesantes deducciones fiscales en la declaración del I.R.P.F.
Raras veces una instalación de paneles solares cubre por completo las necesidades eléctricas de un hogar. Por lo que funcionan mediante un sistema mixto. Mientras que los paneles solares proporcionan electricidad, el usuario se abastece de ellos. Cuando deja de hacerlo, o lo hace de manera insuficiente, el domicilio se conecta a la red eléctrica general. Aun así, el ahorro energético es considerable.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si el hogar que tiene instaladas las placas solares genera un excedente de electricidad en un periodo determinado del día, se lo puede vender a la compañía eléctrica, recibiendo una compensación económica por ello.
La energía solar es una energía 100% limpia. No emite ningún agente contaminante a la atmósfera y es completamente silenciosa. Su mantenimiento es muy sencillo. Los paneles solares se suelen revisar una o dos veces al año. Lo que sí es interesante es intentar mantenerlos limpios de polvo, hojas secas y suciedad, ya que unas placas solares sucias pueden reducir su producción de electricidad hasta en un 40%.
La eficiencia energética en los hogares representa nuestro pequeño granito de arena en el cuidado del planeta, al tiempo que cuidamos nuestro bolsillo a medio y largo plazo.