El verano te pide pescado y marisco.

Parrillada de marisco

Cualquier época del año es buena para comer pescado y marisco, pero parece que el verano nos invita a disfrutar más de la vida. Por eso, comer pescado y marisco es algo que no nos puede faltar.

Hay una escena que se repite verano, tras verano. Las familias y grupos de amigos se aglutinan en los restaurantes que hay cerca de los puertos o de la playa y se disponen a degustar un plato de marisco y pescado del día. La ración que les han servido en el plato, bien sea frita o a la plancha, la han recogido los pescadores del lugar esa misma mañana.

Un lujo al alcance de todos. Uno de esos momentos que te indican que la vida vale la pena vivirla con intensidad. Esos instantes tan especiales solo se dan en verano. Si estás de vacaciones, porque tienes más tiempo para disfrutarlos con los tuyos. Si no lo estás, porque los días son más largos y te da la sensación de que puedes hacer más cosas. Después de un caluroso día, relajarse al fresco en una terraza, tomando unas raciones con una cerveza bien fría, es un capricho necesario.

La gente no solo queremos salir por ahí en verano. Si podemos, nos gusta organizar las veladas en casa con los amigos. Sobre todo si tenemos una terraza o nos trasladamos por unos días a un chalet en el campo. Abrimos una botella de vino y hacemos nosotros mismos las raciones de marisco. Esas navajas a la plancha, esas gambas al ajillo.

Nuestros amigos de Marisco Gallego, una web que ha puesto en marcha un servicio de entrega a domicilio de marisco fresco de las rías gallegas, nos cuentan que no son pocas las personas que encargan marisco en sus casas para una fiesta o para una bonita cena familiar.

El pescado y el marisco son refrescantes. Llevan consigo el aroma del mar, lo que los convierte en idóneos para los calurosos días de verano.

Platos de marisco y pescado para el verano.

Lo mejor de estos platos es que son comidas para compartir. Te presentamos algunos de los platos que más pedimos en los restaurantes en verano y que sí queremos podemos hacer nosotros mismos en casa. La clave para que salgan bien es la calidad del producto.

  • Mariscada.

Este es un plato delicatessen. Una muestra de poderío. Si quieres quedar bien ante tu mujer, tu novia, tu última conquista veraniega o, sencillamente, tus amigos, invítales a comer una mariscada.

Dentro de las mariscadas encontramos la mariscada gallega y la mariscada a la plancha, también conocida como parrillada de marisco.

La primera es típica de Galicia. En este caso, los mariscos que conforman el plato están cocidos. Suelen prepararlos en cocederos. Una mariscada gallega suele contener almejas, nécoras, bogavantes, cigalas, gambas e incluso cangrejo. Comprando el producto fresco puedes hacerla en casa, pero debes partir de que cada producto tiene su tiempo de cocción.

La parrillada de marisco es más propia del Mediterráneo. Este plato suele estar conformado por gambas, langostinos, cigalas, navajas, calamares, chocos… Queda muy bien incluyéndole un poco de mero o pez espada.

  • Zarzuela de marisco.

Hay personas que confunden la mariscada con la Zarzuela. Son dos platos distintos. Este último se trata de una cazuela, un guiso. El blog gastronómico Directo al Paladar señala que este es un plato que podemos hacer con cualquier pescado o marisco de temporada.

La base de la Zarzuela se encuentra en el fumet. Un caldo de pescado que preparamos previamente durante 20 minutos y donde vamos a cocer posteriormente los ingredientes. Un caldo base podría ser una cocción con cabezas de rape con un poco de perejil. Sabemos que el rape está caro, por lo que si quieres ahorrarte unos euros, también podrías hacer el fumet con morralla, pescado de roca que se utiliza para hacer caldo.

En una zarzuela de marisco encontramos almejas, langostinos, gambas, cigalas, anillas de calamar, mero y cualquier pescado blanco que queramos añadirle. Es conveniente saltear el pescado y el marisco antes, para que quede más gustoso. A la cazuela donde vamos a elaborar el plato con el fumet, podemos añadirle un sofrito de cebolla y ajo y una copa de vino blanco.

  • Pescaito frito.

Este es un mix de pescado frito típico de las costas de Cádiz, Málaga y Huelva. Sin embargo, se trata de un plato típicamente mediterráneo. Los napolitanos, por ejemplo, son famosos por freír en aceite de oliva todo lo que encuentran a su paso.

Se sabe que los romanos ya comían en la antigüedad pescado frito, el cual acompañaban con salsas aromatizantes tipo vinagreta. El pescaito frito andaluz, tal y como lo conocemos actualmente, procede de la cocina sefardí, los judíos que habitaron España durante la edad media hasta su expulsión por parte de los reyes católicos.

Los sefardíes acostumbraban a enharinar la verdura y el pescado antes de freírlo, para impedir que se deshiciera en el aceite.

En 1812, Cádiz sufre un boom demográfico. En la ciudad se encontraban los astilleros más importantes de España. Más de 100.000 trabajadores se instalaron allí en unos pocos años. Se sabe por los censos municipales, que en la ciudad había 8 bodegones freidores, que freían en grandes cantidades el pescado que les llegaba de la lonja. Aún queda uno en pie en la Calle de la Plata, el Bar La Antigua Parra del Veedor. El restaurante abierto más antiguo de Cádiz y uno de los más antiguos de España. Se supone que fue inaugurado sobre 1791. El caso es que el pescaito frito fue la comida que dio de comer a la población gaditana durante aquellos años. La gente la compraba en las freidurías al peso y se las llevaba para casa. Era un plato heterodoxo, no se sabía el pescado o marisco que contenía. Todo dependía de lo que había llegado aquel día a la lonja.

Beneficios de comer marisco en verano.

El marisco es un alimento ligero, pero con un alto valor nutritivo. Algo que lo hace idóneo para su consumo en los meses de verano, en las que evitamos por el calor la ingesta de comidas contundentes. El periódico eldiario.es recoge en un artículo los beneficios nutricionales del marisco con relación a la época estival. Estos son los 5 beneficios más destacados:

  1. Es una fuente de proteínas. El marisco es una fuente de proteínas equiparable a la carne roja y al pescado azul. Por cada 100 gramos de marisco que comemos solemos ingerir entre 9 y 20 gramos de proteínas. Así, por ejemplo, 100 gramos de almeja sin concha nos proporcionan 15,5 gramos de proteínas. El marisco es además un alimento saciante, por lo que después de tomar una buena ración de marisco podemos pasar varias horas sin tener sensación de hambre.
  2. Son ricos en Omega 3. Curiosamente, los mariscos son alimentos bajos en grasas saturadas, pero con abundantes ácidos grasos Omega 3. Esto significa, que son adecuados para dietas orientadas a la pérdida de peso, al tiempo que cuidamos nuestra salud cardiovascular. Los mariscos suelen contener ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido decosahexaenoico (DHA) que favorecen el buen funcionamiento de las células nerviosas y tienen un efecto antiinflamatorio.
  3. Ricos en sales minerales y oligoelementos. Los mariscos contienen hierro, fósforo, calcio, yodo, zinc, selenio, etc. Por ejemplo, 100 gramos de mejillón al vapor ya cubre el 100% de las necesidades diarias de selenio de una persona adulta. Este mineral también lo encontramos en cantidades importantes en el pulpo, el calamar, la langosta y en las gambas. Los berberechos y las ostras, por otro lado, son ricos en hierro. El consumo de 100 gramos de la mayoría de los mariscos ya aportan el 10% de las necesidades diarias de potasio de una persona adulta.
  4. Un interesante cóctel de vitaminas. Los crustáceos y moluscos marinos suelen poseer vitaminas del grupo B como la B3, B6 y B12. Las gambas son ricas en vitamina A, importantes para la vista. Las almejas poseen una gran cantidad de vitamina B12, involucrada en la fabricación glóbulos rojos. Un reciente estudio médico afirma que un consumo regular de mejillones, almejas y ostras mejora considerablemente el sistema inmunológico.
  5. Bajo poder calórico. Una característica atractiva, que hemos mencionado de pasada en un punto anterior, es la baja cantidad de grasas e hidratos de carbono que contiene el marisco. Para que nos hagamos una idea, 100 gramos de navajas a la plancha solo aportan 60 Kilocalorías. 100 gramos de mejillones al vapor contiene 72 Kcal. La langosta tiene 83 Kcal. Y los que más engordan serían las gambas y los langostinos, que contienen entre 90 y 94 Kcal cada 100 gramos. Nada que ver con las 290 Kcal que tiene una hamburguesa sencilla.

A la plancha, cocidos o en un guiso, el marisco es una comida reconfortante en verano. Sus nutrientes (proteínas, vitaminas y minerales) son fáciles de digerir. Todo eso unido a ese aspecto de compartir y de darnos un capricho que tanto va unido al verano.

El verano, como el marisco y el pescado, son para disfrutarlos.

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