Sentirse bien consigo mismo es elemental para lograr ser feliz. Muchas personas aseguran que cuando no se han mostrado conformes con alguna zona de su cuerpo se han sentido incómodas y que, por tanto, no han podido disfrutar al cien por cien de su tiempo de ocio y de eventos importantes.
En ocasiones, para sentirse bien uno mismo es necesario ponerse al cuidado de profesionales. Esta es una cuestión que causa rechazo e incluso miedo entre todas aquellas personas que consideran que necesitan cambiar. El miedo a ponerse en manos ajenas es uno de los motivos que dilapidan los deseos de cambio de hombres y mujeres que en el futuro es probable que continúen sintiendo esas incomodidades con su aspecto físico. Y no hay nada más difícil que el soportar estar mal con uno mismo, ¿no es así?
Escribo esto porque es un tema que me ha tocado vivir con una conocida. Al contrario de lo que se pueda pensar, no eran los kilos lo que le preocupaban a ella. De hecho, es una mujer que se cuida bastante y realiza mucho ejercicio físico. No eran los kilos, no. Lo que le preocupaba eran sus ojos. Cierto es que, a pesar de tratarse de una chica bastante guapa, tenía unos ojos tristones que no le gustaban nada.
Tomó la decisión de someterse a un cambio y comenzó a buscar información para conseguirlo. No era una tarea fácil y no quería ponerse en manos de cualquiera, porque aunque estaba segura de lo que quería hacer, sentía ese miedo del que hablaba antes, el miedo de depender de la profesionalidad de un desconocido.
Sin embargo, ese terror desapareció de un plumazo un buen día. Por Internet vio un anuncio de un portal web llamado www.esteticaocular.com. Los profesionales que ahí se desempeñaban eran especialistas en la cirugía ocular y oftalmología, un punto a favor y que terminó por animarla a someterse a sus procedimientos. Cuando acudió a la primera cita, le recomendaron modificar la posición de sus párpados (los tenía caídos, algo de lo que ella siempre se quejaba) y la de sus cejas. Ella accedió a que le practicaran dichos cambios y así lo hicieron. La cara de felicidad que se le quedó después de mirarse al espejo tras la intervención no se me olvidará nunca. Esa expresión de tristeza que solía tener antes de dar con aquella página web desapareció y cuando regresó a la ciudad todo el mundo la felicitó por el cambiazo y por su nueva y renovada mirada.
Cuidado con los llamados “remedios caseros”
En la sociedad virtual, en la que podemos tener acceso a una ingente cantidad de información, es estrictamente necesario saber dónde encontrar la información fiable y de calidad. El de la estética es uno de esos sectores en los que podemos encontrar a muchas personas ofreciendo los llamados “remedios caseros” para enmendar algunos de los defectos que creemos tener. Hay que tener cuidado. El mejor consejo que se desprende de aquí es el de ponerse en manos de los mejores profesionales, que fue exactamente lo que hizo mi amiga y que es también el motivo por el cual ha conseguido recuperar su seguridad en sí misma, sin duda un aspecto fundamental en nuestras vidas.