Seguramente lo que os voy a contar os resulta conocido, por propia experiencia o porque conocéis a alguien cercano al que le ha pasado. ¿Quién no se ha sentido enamoradísimo alguna vez y pensó “esta es mi pareja para siempre, me voy a tatuar su nombre en el brazo? Gran equivocación. Pasa un tiempo y ese gran amor se esfuma, y con él, las ganas de ver su nombre grabado en tu cuerpo. Algunos estudios señalan que entre el 80 y el 90 por ciento de las personas con tatuajes en algún momento de su vida desean eliminarlos. Cuando esto ocurra, ahora tenemos la opción de eliminar de forma total los tatuajes de nuestra piel, acudiendo al centro especializado en eliminación de tatuajes de Valencia Ink Laser, donde con el apoyo y el asesoramiento de personal sanitario, unido a la tecnología láser más avanzada, te ofrecen la mayor seguridad y eficacia, al mismo tiempo que te garantizan los mejores resultados. La utilización del láser Ink Hunter Master 2015, específico para borrar tatuajes, no deja señales, quemaduras, cicatrices ni marcas de ningún tipo.
Ink Láser es el centro de eliminar tatuajes en Valencia mejor valorado en cuanto a relación calidad/precio. En Ink Láser trabajan, como os decíamos, con la máquina Ink Hunter Master 2015, que es la tecnología más precisa de tipo Q-Switch ND:Yag. Es la más eficaz para eliminar tatuajes Valencia, al no dejar quemaduras, es considerada la más segura del mercado y la mejor valorada por los usuarios que la han probado. También es la única que viene con lámpara de fototerapia, para una mejor regeneración del tejido cutáneo y más rápida curación de la zona tratada. Con esta tecnología láser se pueden quitar tatuajes de todos los colores en el 95 por ciento de los casos. Hay algunos colores claros como el amarillo o el verde que costarán un poco más, pero se puede rebajar muchísimo el color hasta hacerlo casi inapreciable para la vista.
El número de sesiones que hacen falta para quitar tatuajes en este centro de Valencia dependerá de varios factores, como por ejemplo el color del tatuaje, la zona donde esté el tatuaje, la composición, densidad y profundidad de la tinta. Si tuviéramos que indicar un promedio podríamos decir que harán falta sobre cinco sesiones con un tatuaje no muy complicado y con dos sesiones quedará la piel preparada para hacer un cover up (tatuaje encima de otro). Pero el número de sesiones variará según cada caso, por lo que no se puede garantizar un resultado por número de sesiones, ya que cada tatuaje es diferente y es el cuerpo el que se encarga de eliminar el pigmento. Hacer aseveraciones es complicado, y es normal que siempre haya dudas sobre el resultado y cuándo se conseguirá.
La historia del tatuaje
La palabra tatuaje en castellano y tattoo en inglés proviene de la Polinesia, donde se denomina tátau, una acción que hoy en día está muy extendida entre la población. Actualmente cumple exclusivamente una función estética, y así hay personas que lo consideran una moda, y que con tatuarse dos o tres motivos tienen suficiente, mientras que otras personas lo consideran un arte y utilizan su cuerpo como si de un lienzo en blanco se tratase. Los dibujos realizados también tienen su moda, los hay de tipo hipster, pequeños, retratos, coordenadas, números romanos, nombres o fechas de nacimiento, corazones, símbolos o letras japonesas, mandalas, etc. Nos podemos tatuar cualquier símbolo o motivo que para nosotros tenga algún significado o nos recuerde algo en especial.
Tenemos conocimiento de que el hombre se tatuó desde tiempos inmemoriales, así nos lo confirma el descubrimiento en un glaciar situado entre Austria e Italia de un hombre del neolítico, de hace unos 5.300 años, congelado con la espalda y rodillas tatuadas, o el “hombre de hielo” encontrado en Siberia de hace unos 2500 años, con un tatuaje en el hombro.
En el transcurso de la historia, el tatuaje aunque practicado por casi todas las culturas, ha tenido distintas acepciones, por ejemplo en la cultura egipcia estaba reservado a las mujeres, a las sacerdotisas, tenía funciones protectoras y mágicas. En las culturas griega y romana, el tatuaje estaba reservado para marcar a los criminales. Durante la Edad Media fue un símbolo diabólico, por lo que llegó a prohibirse. En la época de las cruzadas, los caballeros templarios se tatuaban cruces en las manos a fin de recibir sepultura cristiana si morían en el campo de batalla. A partir de esta época el tatuaje quedó relegado, hasta que sobre el año 1774 el Capitán inglés James Cook, describió en su diario de a bordo los signos que presentaban en su cuerpo los habitantes de la Polinesia. Este tipo de tatuajes eran tribales, pues según su diseño y la situación en el cuerpo permitían distinguir el rango, la fuerza y el poder de que la persona que lo ostentaba, siendo los jefes de las tribus y los guerreros quienes lucían los mejores tatuajes. Los hombres de Cook aprendieron la técnica y practicaron a bordo de sus barcos, extendiendo rápidamente esta tendencia entre la gente del mar.
En la época de la Alemania nazi tatuaban a los presos en los campos de concentración. Más tarde, en los años 60 el movimiento hippie incorpora el tatuaje como parte de su simbología destacando el símbolo de la paz, flores, corazones, aves.
Otro tatuaje destacado es el de henna, su característica es que no está realizado con tinta, no requiere agujas y no es permanente. La henna es una planta, por lo que lo que se utiliza la planta triturada, o sea el polvo de henna. No penetra en la piel, sino que la tiñe, por lo que no es doloroso y ni peligroso, y dura entre dos o tres semanas. En países orientales forma parte de un ritual de belleza, asociado a ceremonias y fiestas.