Hace un par de meses invité a cenar a una amiga que se había pasado una temporada en China. A ella le interesan mucho las terapias naturales y, en parte, su viaje había sido motivado por sus ganas por descubrir nuevos y diferentes tratamientos.
Mientras cenábamos me iba relatando su viaje y comentándome muchas de las cosas que había aprendido. Aproveché para preguntarle si entre las muchas cosas que sabía conocía algún tratamiento efectivo para la lumbalgia. Y es que, debido a mi embarazo estaba empezando a sentir bastantes dolores en la espalda.
Me miró con entusiasmo y me preguntó si tenía a mano unas buenas copas. Por suerte, tenía una muy buena colección que había comprado en Giona Premium Glass, una marca de cristalería profesional con diseños de gran calidad y resistencia. Se trata de copas elaboradas con cristal de máxima dureza y transparencia así que supuse que eran las copas ideales para lo que mi amiga quería mostrarme.
En qué consisten las Copas Chinas
Estaba bastante expectante por saber en qué consistiría esta técnica. Entonces, empezó a hablarme de las copas chinas.
Las más apropiadas para este tipo de tratamiento son las esferas de vidrio interiormente huecas, también existen ventosas de plástico o bambú, con las que se produce la atracción de la sangre hacia la periferia del cuerpo, desatando un proceso de inflamación terapéutica y tonificante de partes y puntos vitales.
Se trata de un antiguo método terapéutico que se emplea en la Medicina Tradicional China desde hace más de 3000 años. También los egipcios, griegos y romanos dejaron constancia escrita de su uso y múltiples beneficios tanto físicos como psíquicos.
La ventosa queda fijada a la piel aplicando una succión, en el caso de la ventosa de cristal se consigue dicha succión aplicando calor, a lo cual se añade el beneficio del calor a la terapia, causando una gran sensación de bienestar y relajación, muy útil en lumbalgias y problemas reumáticos.
Y es que, al igual que la acupuntura o el Tui-Na, las ventosas tratan todo tipo de enfermedades crónicas, nerviosas (depresión, insomnio), dolores, problemas musculares, tendinitis u óseos. Además de ayudar a lograr un profundo estado de relajación y bienestar.
Mi amiga me comentó que iba a usar las dos técnicas principales para hacer el masaje con ventosa, la estática y la técnica de paseo.
La ventosa estática se puede dejar de 5 a 15 minutos en un solo lugar. En este caso, pueden colocarse de 5 a 6 copas e irlas removiendo periódicamente.
Antes de colorar la ventosa se aplica aceite para facilitar el movimiento suave sobre la piel y para descubrir áreas de tensión y congestión, también puede dejarse colocada en algún área en las molestas contracturas o sobre las articulaciones o tejidos inflamados. Las ventosas pueden ser usadas en el cuello, hombros, espalda, sacro, cadera, muslos o abdomen.
Y, aunque principalmente, en mi caso eran mis dolores de espalda me interesó saber que este tipo de masaje con ventosa también es excelente para tratar la celulitis. Una succión ligera permite el drenaje, mientras que una aplicación más fuerte permite estimular la circulación y solar las adhesiones.
El masaje con ventosas permite hacer un masaje en tejido profundo sin sensaciones de molestias para el que lo recibe, se activa así la circulación de la sangre estancada en los músculos, y la piel suelta las adhesiones, tejido conectivo y los molestos nudos de los tejidos blandos.
Se trata de una técnica curiosa y efectiva para el alivio de este tipo de malestar muscular. Después de improvisar esta técnica de masaje de ventosa con mis copas no dudé en buscar unas más apropiadas para repetir en otra ocasión.
Mi amiga no tardó en volver a viajar en búsqueda de nuevas técnicas de masaje, si bien ésta que me enseñó ese día de las copas chinas fue clave en llevar un embarazo sin graves dolores de espalda y lumbares, y sin duda el mejor regalo que mi amiga podría hacerme.