Todos los problemas que tiene el ser humano en un momento como el actual están relacionados, de una o de otra manera, con la psicología. Dejar de fumar, la superación de la pérdida de un ser querido, la depresión, el estrés… Estos son solo algunos de los ejemplos que tienen una conexión con la psicología de la cual nadie duda. Los profesionales que se dedican a este campo ejercen un trabajo que es mucho más importante de lo que la gente cree y solo hace falta necesitar de alguna de sus funciones para darnos cuenta de ello.
Entre todos los problemas que pueden ser resueltos por un especialista en psicología o psiquiatría se encuentra el de padecer cualquier trastorno a causa del exceso de kilos que puede padecer una persona. La verdad es que estar obeso tiene una relación directa con la mente. Es uno de los motivos por los cuales las personas obesas sufren más veces la depresión. La cantidad de personas (malas personas) que se meten con ellas y la marginación que se sufre a causa simplemente de la constitución física es bastante grande y no puede ser olvidada.
Además, en España estamos bastante habituados a ver personas con exceso de peso. Según un artículo publicado en el diario 20 Minutos en diciembre de 2017, la tasa de obesidad en nuestro país se ha duplicado en las últimas dos décadas. La forma de vida que ahora tenemos en nuestro país, mucho más sedentaria que la que solíamos tener en los años 80 o 90, ha hecho que nos hayamos acomodado en demasía, hasta tal punto de que se hayan registrado datos tan preocupantes como estos. La calidad de nuestra comida, también peor, es otro factor a tener en cuenta.
Volviendo a todo lo que supone un problema como el de la obesidad para las personas que lo padecen, es destacable el papel que puede ejercer la cabeza en un aspecto como este. En portal web Vice se preguntaba, en uno de sus artículos, si la obesidad es realmente un problema físico o realmente tiene algo que ver con la mente. La verdad es que, teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que han perdido peso a base de mentalizarse, no nos extrañaría nada que en este problema tuviera más que ver la mente que otra cosa.
Resolver algún problema físico es, curiosamente, uno de los problemas que más desean resolver las personas que acuden al psiquiatra. Esta información nos la han proporcionado recientemente los principales responsables de Psiquiatra Dr. Hernández. Buena parte de esta gente desea darle a su cuerpo una forma que sea estéticamente más agradable y ese es un problema que en muchas ocasiones suele tener que ver más con nuestro estado mental. Y lo cierto es que todas las personas que apuestan por ir al psiquiatra para resolver esto aciertan de pleno.
Una efectividad pasmosa
La verdad es que pocas cosas hay que sean tan efectivas como acudir al psiquiatra. La resolución de un problema como del que hemos venido hablando durante todo el artículo es muy difícil y no consigue alcanzarla todo el mundo. Es evidente que un problema físico no puede solucionarse sin la ayuda de la mente y este es precisamente el motivo por el cual hay tanta gente que, a pesar de proponérselo, no consigue un objetivo que solo está al alcance de las personas que realmente se ponen en manos de los mejores profesionales.
La verdad es que los kilos de más molestan y mucho a la hora de enfrentarnos a cualquier asunto que tenga que ver con nuestra vida diaria. Los condicionantes son muchos y muy molestos y ese es el principal motivo por el cual la depresión y el estrés suelen estar presentes en muchas situaciones y provocan en la persona una cantidad de inseguridades, trastornos y problemas tan grande que las consecuencias pueden llegar a ser devastadoras incluso para la familia del afectado o afectada.
Está claro que en el futuro va a seguir habiendo casos en los que varios kilos de más sean la causa de problemas. Y van a seguir estando relacionados con la mente. Es una relación que todos los profesionales ya entienden como real y en cierto modo beneficiosa para los pacientes, que pueden encontrar en un experto en psiquiatría la manera perfecta de salir del atolladero y empezar a disfrutar algo más de la vida. Y eso, desde luego, no hay nada que lo pueda llegar a pagar. Tan claro y simple como eso.