A veces no se trata tanto de tener, o conseguir, una casa de revista como de tener un espacio eficiente, funcional y bien utilizado, y digo esto porque a veces hay que pensar más en lo que realmente se necesita que en lo original y bonito que puede quedar un diseño u otro en nuestro salón. Que sí, que tener todo impecable y perfecto para la foto puede ser maravilloso pero ¿realmente queremos adaptarnos a nuestro hogar o adaptar nuestro hogar a nosotros? Pensadlo bien.
Antes de hacer la reforma integral que hice en mi vivienda y antes de tener todo tal y como yo quería, estuve viendo miles de diseños, de estilos, de ambientes creados por afamados decoradores con el fin de copiar lo que más me gustaba o de adaptarlo a lo que iba a ser mi nueva y flamante vivienda, y digo lo de “nueva” porque para mí iba a ser perfecta y novedosa, no porque fuera una casa de obra nueva ni mucho menos. De hecho, si me paro a pensar, debe ser de cuarta o quinta mano por lo menos, pero eso no importa tanto como algunos quieren conseguir que pensemos, os lo aseguro.
En un hogar, lo que importa es que estemos cómodos, que tengamos lo que realmente necesitemos y que nuestra calidad de vida sea la mejor que podamos obtener. No importa si nuestro hogar es un piso en un edificio antiguo, una casa a las afueras o un adosado en una urbanización de lujo con piscina al aire libre, pistas de pádel, y barbacoas, lo que importa es cómo nos sintamos viviendo en ella y lo que proyectemos a quienes nos rodean.
Mi casa, mi hogar, es un primer piso sin ascensor en un edificio con 50 años de antigüedad en el que se ha tenido que reformas y rehabilitar casi todo pero, ¿sabéis qué? ahora vivo donde quiero, en un barrio que me gusta con todos los servicios a mi alcance y mi pisito es exactamente lo que necesito, ni más ni menos, totalmente reformado y con vistas a que sea perfecto para mi familia durante muchos años más.
Sé realista
El problema es que vemos en las revistas esas cocinas con estantes donde hay 4 o 5 platos monísimos expuestos, tres vasos, cuatro copas y los espaguetis colocaditos en forma de espiral en un tarro de cristal perfecto sobre la encimera y creemos que eso es lo ideal, lo que realmente necesitamos pero ¿quién tiene solo 4 platos en la cocina? ¿Quién consume solo espaguetis cuando quiere pasta? Y lo más importante aún ¿quién logra tener todas las especias realmente ordenadas a diario sin que ninguna pierda ni un granito de su interior? En una cocina, y hablo por experiencia propia, cuánto más almacenaje haya mejor, y cuando menos a la vista esté más bonito quedará así que nada de estantes divinos con cuatro cosas colocaditas en ellos, lo que hace falta son cajones, armarios y alacenas.
Hay que ser realista y saber lo que vas a necesitar para realmente comprar eso y no lo que queda perfecto en la foto de revista, de lo contrario te arrepentirás.
En Tuacasa, una tienda de muebles de diseño maravillosa, encontré mobiliario fantástico para mi nuevo salón y me enamoré de una mesa de cristal ideal, con pies de pie de madrea en forma de tronco de árbol y un cristal templado sobre él en forma rectangular, perfecta para 8 personas y preciosa. Iba a comprarla pero entonces pensé en lo que ocurriría si lo hacía: tengo dos hijos con las manos realmente sucias las 24 horas del día lo que significaría que tendría la mesa de cristal con sus huellas constantemente. Es decir, lo que es perfecto para una foto sería horrible para un hogar común porque estaría permanentemente sucia, por más que la limpiara, y lo que conseguiría es una imagen de dejadez poco estética 365 días al año. Al final me decanté por una mesa de diseño fabricada en madera, muy bonita también, extensible y con pata central de acero. No me arrepiento para nada.
Del mismo modo, el resto del salón comedor debía ir en la misma línea: muebles duraderos, cómodos, con almacenaje y con un diseño bonito. Por eso no pude comprarme esos muebles blancos de estilo nórdico ni ese chaiselonge de tonos grises, porque hay que elegir muebles funcionales, y para mí lo más práctico era comprar muebles en tonos madera modernos de líneas rectas que se limpian con facilidad y que tienen mucho espacio de almacenaje para guardar todo lo que no queremos que quede a la vista cuando vienen invitados a casa, incluyendo los 20.000 videojuegos de la consola que está plantada en medio del salón.
Con el baño ocurre algo similar. No podemos pretender tener un remanso de paz, tipo spa, y que todo esté perfecto, con toallas dobladas en forma de círculo y colocadas sobre una leja a modo pirámide porque, o las dejas ahí siempre y no las usas, o no es nada práctico tenerlas así. Eso por no hablar que colocadas de esa forma te caben, con suerte, 6 toallas en forma tres, dos y una, y en una familia de 4 miembros que necesitan toallas de baño y de lavabo a diario os puedo asegurar que 6 toallas es insuficiente. Por eso la conclusión es la misma que la de antes, en el baño es necesario tener espacio de almacenaje y si quieres poner una leja al aire bien mona para poner dos frascos de perfume adelante, estupendo, pero el resto de cosméticos y utensilios es mejor que los guardes en cajones o armarios, lejos de la vista de cualquiera que acceda al aseo, porque no vas a tener todo impoluto a todas horas, sobre todo si lo usas a diario. ¿Dónde dejarías, por ejemplo, el secador? O mejor aún, ¿dónde meto mis productos para el tinte del cabello? Porque yo me tiño las canas en casa que me sale a unos 5 euros al mes, mientras que si voy a la peluquería me cobran 25.
Lo que hay que tener en cuenta siempre son las necesidades que tiene nuestra familia, ya sea de un único miembro o de 10, porque eso es lo que hará que nuestro hogar funcione. Por ejemplo, si tengo dos hijos desordenados a los que les pido constantemente que recojan sus juguetes lo que no puedo hacer es montarles unas habitaciones con cuatro cajones y un armario muy mono pero pequeño para que tengan todo dentro. Mi hija, por ejemplo, tiene un baúl enorme decorado con dibujos Disney para guardar sus cosas y tenemos un trato, ella lo mete todo ahí cuando termina de jugar y yo no abro ese baúl, mientras cumpla y yo no vea nada desperdigado por el suelo estaremos en paz y tranquilidad. Mi hijo, que ya dejó los muñecos a un lado y solo tiene ojos para el ordenador y la videoconsola, lo que tiene es una cajonera enorme llena de cd´s, videojuegos, cables y mandos que no quiero ver ni en pintura, y el trato es más o menos el mismo: si lo guarda todo y yo no lo veo todo funcionará con cordialidad, pero como vea un cable en medio de la habitación la tenemos, y yo no me ando con chiquitas.
Por otro lado, mi marido es muy fan de los coches de colección en miniatura, esos tipo maquetas que venden a precios desorbitados, y antes tenía una vitrina de cristal en el despacho para guardarlos y mostrarlos pero ahora ya no le caben y lo que no voy a tolerar es desorden así que esa vitrina ha quedado solo para la exposición de sus coches favoritos y para el resto ahora tiene un enorme armario donde no hace más que amontonar ejemplares. Puede que el armario no quede muy chic en la oficina, de hecho es demasiado grande y tosco para mi gusto, pero cumple su función: tenerlo todo recogido y ordenado. Así que a mí me vale, y a él también.
Las casas de revista son perfectas para recibir visitas pero esos familiares o amigos se quedan un par de horas charlando, cenando o pasando el rato, luego quienes viven 365 días en esa casa es la familia que reside en ella y son los que tienen que estar cómodos, con una vivienda funcional que les permita tener todo lo que necesitan sin renunciar a nada y con la calidad de vida más alta posible. Sé realista, no sueñes con un piso de revista.