A veces, nos resulta imposible comprender por qué existe un grupo de gente que tiene un rechazo tan grande al verano en España. Ojo, hemos dicho a veces. Nos parece lógico que haya personas que no soporten el extremo calor que se vive en muchos de nuestros pueblos y ciudades, pero creemos que se debería tener mucho más en cuenta la cantidad de actividades de ocio que se pueden desarrollar solo por el hecho de que existe una buena temperatura por la noche en nuestras calles y plazas. Ese es, sin duda, uno de los grandes placeres de los meses de julio o agosto.
Otro de los grandes placeres que tiene que ver con el verano es comer helado. Es, sin duda, una de las grandes formas de combatir ese calor desmesurado y, de paso, darle un sabor de lo más agradable a nuestro paladar. No debe extrañarle a nadie que haya tantas personas a las que les guste este postre o merienda. Y es que son muchos los beneficios que nos puede proporcionar para una época del año como la que tenemos ahora entre manos. Y ojo, que no es algo que solo guste a los más pequeños, sino que también tiene una influencia bastante grande entre los adultos y ancianos.
Una noticia que hemos descubierto recientemente en la web de La Vanguardia hablaba del placer del helado. El motivo por el que este alimento se considera un placer es que su consumo activa las zonas del cerebro que están relacionadas con el placer y, por ende, recibimos un estímulo que está directamente ligado al bienestar. Y, como nadie quiere amargarse la vida, todo el mundo quiere poner un helado en su vida durante los meses en los que el calor caracteriza nuestro día a día.
Llega la época dorada para el consumo de helados, que se convierten en el producto alimenticio por excelencia en nuestro país entre los meses de mayo y septiembre. Según nos cuentan desde la confitería San Joaquín, el consumo de este producto es mayor cada año en España, sobre todo a causa de dos cosas: por una parte, porque la gente relaciona la palabra «helado» con placer u ocio y, en segunda instancia, porque en los últimos años se ha extendido la gama de sabores, siendo capaz la industria heladera de llegar incluso hasta los paladares más exigentes.
Un producto cada vez más típico de cualquier momento del año
Hace tiempo que el helado no es solamente un alimento típico de los meses de verano. Es cierto que su consumo crece mucho durante los momentos en los que el calor nos gobierna con su látigo de acero, pero ya no resulta extraño ver a una persona comerse un helado durante los meses de marzo u octubre. Ni siquiera es raro que aparezca su sombra durante los meses de diciembre y enero. ¡Y es que el helado es cada vez más habitual en las cenas de Navidad! Seguro que, en alguna, ya lo habéis catado.
No nos extraña que así sea. Cualquier momento es bueno si lo que queremos es gozar de un alimento de calidad y que cumpla con nuestras expectativas. El helado se ha destapado como una de las bazas seguras en este sentido y, como consecuencia, la gente se le está premiando con el aumento del consumo. Y tenemos la sensación de que ese crecimiento en el consumo no se va a quedar aquí, sino que va a seguir haciéndose más grande de cara al corto y medio plazo. Así que habrá que estar atentos y atentas a las estadísticas en el futuro.
Una de las claves que también ha hecho posible ese crecimiento es el hecho de que el helado es un producto que contenta a todo el mundo. A los pequeños les encanta, eso no lo vamos a descubrir ahora. Sin embargo, también es un producto del agrado de la gente de mediana edad e incluso para los ancianos. Con estos mimbres, no nos extraña en absoluto que estemos asistiendo al desarrollo y crecimiento de un producto que, si bien es tradicional de nuestra tierra, vive cada año su particular Edad de Oro.
Todavía le queda mucha tela por cortar al helado en España. Teniendo en cuenta que la cantidad de gente que visita este país crece cada año, parece lógico pensar que el consumo de helado también va a seguir el mismo camino. Hay mil argumentos que justifican que el helado es uno de los grandes productos de la gastronomía de este país. No todo va a ser jamón, paella, vino o queso. Después de haber comido todo eso, hay que rematar con un buen postre. Y el helado es una opción perfecta para ello, ¿no os parece?