Mi hermana siempre ha sido una niña con problemas de peso. Lo que cuando uno es pequeño no parece tan grave, con el paso de los años termina siendo un verdadero problema. Para evitar mayores consecuencias, fui a su casa para alertarla de su problema y que se pusiera a luchar decididamente contra ello.
Ella siempre ha sido muy buena y me prometió que me haría caso, por lo que me puse con ella a buscar sitios donde pudieran ayudarla. La elegida tras mucho buscar fue la Clínica Imos. Nos decidimos por ellos ya que tenían un equipo multidisciplinar, siendo líderes europeos en cirugía bariátrica y tratamiento endoscópico de la obesidad. Por lo que estaban totalmente preparados para ser de eficaz ayuda a todas las personas como mi hermana que sufren esta peligrosa enfermedad.
El exceso de grasa corporal es una amenaza especialmente para la población del mundo desarrollado y no se debe dejar pasar la oportunidad para luchar contra ella. Cuando hablamos con los médicos, nos dijeron que su objetivo principal era dar al paciente un buen apoyo en todo su proceso, por lo que tienen varios tratamientos y herramientas para el sobrepeso que son necesarios para que el paciente pueda sentirse acompañado y que consiga un cambio de hábitos, lo que aseguraría que su problema no solo se resuelva en el presente, sino, lo que es más importante, para el futuro.
En IMOS son conocedores de lo importante que es el tratamiento de la obesidad desde varias especialidades, por lo que cada parte del proceso tiene el apoyo de profesional médico adecuado.
Tienen especialistas en:
- Nutrición
- Psicoterapia
- Medicina Interna
- Medicina Deportiva
- Cirugía Plástica
- Cirugía de la Obesidad.
Vamos, que nada se les escapa para tratar esta enfermedad. A mi hermana la informaron y valoraron un equipo de profesionales cualificados que estudiaron su caso individualizadamente, lo que hizo más fácil que conocieran al detalle los tratamientos más convenientes para su caso, tanto de forma verbal como escrita. En resumen, máxima seriedad y profesionalidad a la hora de tratar a los pacientes.
Al final el equipo médico concluyó que lo mejor era cirugía y aunque no sin miedo, mi hermana se armó de valor. El postoperatorio, fue complicadillo, pero salió todo finalmente bien y ahora pesa 30 kilos menos. Vas a verla y ahora está con la sonrisa de quien se ve bien y sano.
Parece mentira que perder kilos pueda cambiar tanto a una persona para bien, pero cuando no son solo unos kilitos demás, sino una obesidad, las cosas se ponen serias y no hay que correr riesgos. Sabedor de todo lo que tuvo que pasar mi hermana y de los grandes resultados, os animo a todos los que estéis en una situación de obesidad o que la sufran vuestros familiares a que le pongáis remedio.
En ocasiones hay que sudar para convencerles de ir a un médico que mire de manera concienzuda su problema, pero ciertamente es necesario ponerle solución. Al final es una manera de apostar por la salud y por finalizar una vida con las incomodidades que supone el tener sobrepeso.
Ahora mi hermana puede irse a la montaña a pasear o de discotecas, antes solo pensaba en quedarse en casa. La vida no es fácil para el obeso y ahora vuelve a ser feliz. Ánimo a todos los que sufráis este terrible enfermedad, se puede salir, solo hay que quererlo y ponerse en buenas manos.