El acné es una afección de la piel y puede afectar a personas de todas las edades, ya que son muchas las mujeres y hombres adultos que tienen acné. Esta enfermedad de la piel afecta a las glándulas sebáceas porque si producen demasiado sebo, los poros pueden obstruirse, lo que causa el grano o espinilla. Esta patología puede provocar pérdida de autoestima, dificultades en las relaciones sociales o timidez.
Las personas de todas las edades pueden tener acné, pero es más común en los adolescentes y en los jóvenes. Se calcula que un 80 por ciento de todas las personas entre las edades de 11 y 30 años tienen esta afección. Aunque muchas mujeres y hombres adultos sufren esta afección. En los hombres tiende a solventarse entre los 20-25 años, pero un 40% de las mujeres en la edad adulta sufren acné y puede persistir hasta los 30-40 años.
Varios estudios han comprobado que los adultos que de adolescentes tuvieron acné pueden seguir teniendo espinillas y puntos negros. Aunque también existe un porcentaje de adultos que no habiendo tenido esta afección en su adolescencia sí que lo tienen de adultos, pero esto ocurre por alteraciones hormonales. En las mujeres, las alteraciones hormonales se mantienen en el tiempo debido a los embarazos. Las zonas más afectadas por el acné suelen ser la cara, el cuello, la espalda, el pecho y los hombros.
Esta afección afecta a la autoestima y puede dejar cicatrices en el rostro muy difíciles de eliminar. Las causas de la piel acnéica son: la genética, los cambios hormonales, el estrés, tocarse los granos, una dieta no adecuada, cosméticos y fotoprotectores no específicos para pieles grasas y algunos medicamentos. Algunos alimentos empeoran esta afección porque elevan los niveles de insulina y otras hormonas que promueven la secreción de andrógenos.
Es aconsejable evitar los azúcares refinados, la bollería industrial, la comida ultraprocesada, etc. Debemos evitar tocar los granos, porque podemos irritar los poros y tener más riesgo de tener cicatrices. Para combatir el acné, debemos limpiar el rostro todos los días y realizar dos limpiezas faciales, es decir, una por la mañana y otra por la noche. Lo ideal es escoger productos específicos para pieles con acné, como aguas limpiadoras o geles. Es fundamental optar por productos que incluyen activos purificantes y suaves.
Es importante saber escoger los productos y aplicar un maquillaje que no obstruya los poros. Debemos evitar las cremas limpiadoras y usar productos limpiadores sin aceites, ya que aportan más grasa al rostro. Es aconsejable elegir cremas hidratantes con ingredientes seborreguladores y usar una crema hidratante de noche porque es cuando la piel se repara. Los expertos explican que para que el rostro no genere más sebo tenemos que elegir la crema hidratante adecuada y usar un gel específico que incluya ácido salicílico, pero que no contenga aceites.
El ácido salicílico ayuda a regular la producción de grasa y a reparar la piel. Los productos con ácido retinoico o ácido glicólico también ayudan a regular la segregación de grasa. No podemos abusar de productos secantes que provocan deshidratación de la piel, por lo que podemos apostar por un tónico facial para cerrar los poros y regular la producción de sebo.
Los expertos en productos faciales y corporales de la empresa Belleza y estética nos aconsejan hidratar la piel con cremas hidratantes oil free, no comedogénicas y con acción seborreguladora, para que limiten la producción de grasa y mantengan el rostro hidratado.
Para combatir el acné y limitar la aparición de los puntos negros, debemos exfoliar el rostro una o dos veces por semana. Lo ideal es frotar suavemente y realizar pequeños movimientos circulares para eliminar las impurezas y activar la circulación sanguínea. El Periódico explica que no podemos exfoliar la piel cuando tengamos brotes activos o granos inflamados, ya que lo mejor es optar por una mascarilla purificante con arcilla para reducir la inflamación.
La exposición solar empeora la inflamación acnéica y podría dejar marcas e incluso, con el tiempo, aumentar la producción de grasa. Es muy importante el uso de fotoprotectores sin aceites y no comedogénicos, para evitar que la piel se manche por los rayos solares. La actividad de las glándulas sebáceas también provoca la aparición de los poros dilatados, para hacer menos visibles los poros podemos utilizar cosméticos con ácido salicílico, ácido retinoico o niacinamida.
Es importante limpiar el rostro todos los días y utilizar los productos adecuados para regular la producción de sebo y mantener la piel hidratada. Los expertos explican que el acné es una enfermedad inflamatoria que si no se trata de forma adecuada puede dejar cicatrices para toda la vida.